El 15 de julio de 2022 en la Quebrada Ortega se detectó la zona donde fue restaurado el ecosistema nativo y se mantenían ojos de agua y charcas con renacuajos de rana marsupial, estaba contaminada con el vertimiento de aceite automotriz quemado. Esto provocó daños en la vegetación y profunda contaminación que han afectado a los uilli uillis que aquí habitaban. La denuncia de la organización barrial convocó la acción del Zoológico de Quito y la Epmaps – Agua de Quito Secretaría de Ambiente Quito Petroecuador EP quienes realizaron acciones de rescate y limpieza de la quebrada.
El grupo de individuos rescatados fue trasladado al Zoológico de Quito para su cuidado, acompañar su posible recuperación y en caso de que sea posible devolverlas al lugar del que provienen.
Después de unos días, lamentablemente se encontraron varios renacuajos muertos y otros con problemas de salud como hemorragias. Los que sobrevivieron ahora se encuentran en nuestro laboratorio de manejo, donde haremos todos los esfuerzos para recuperarlos y brindarles calidad de vida.
Llegaron con excesiva cantidad de aceite en el interior y en el exterior de sus cuerpos. Para mitigar ese problema fueron colocados en recipientes con agua limpia, donde se adecuó el espacio con elementos que se encuentran en las pozas que crecen, y paulatinamente se les da un baño con agua purificada. Lechuguines y plantas acuáticas sirvieron para la absorción del aceite.
Durante algunos días, el olor y la consistencia del aceite en el agua aún permanecía. Esto obligó a cambiar varias veces el agua y los recipientes, para evitar que los renacuajos sigan propensos a contaminarse. Una semana después de su llegada por fin se dejó de percibir los resquicios de aceite.
Sus cuidadoras las alimentan dos veces al día y observan constantemente el estado de sus cuerpos, ya que algunos llegaron con manchas que indicaban su grave estado de salud, aunque poco a poco han ido desapareciendo esas señales. La distribución de estos uilli-uillis, en nuestro laboratorio especializado para atender a esta especie, se basó en el nivel de gravedad que mostró cada uno al llegar.
Algunos ya completaron su metamorfosis, otros no lo lograron, a los cuales se les analizó el estado de su cuerpo y pudo detectarse severas consecuencias en la piel, en su sistema vascular o en sus hígados, por la nociva presencia de aceite en su organismo. Pero los que se han sobrevivido presentan también signos claros de recuperación, como el color de sus ojos que ya no están rojos, como llegaron la mayoría.
Este proceso seguirá efectuándose con mucha rigurosidad, encaminados a recuperar completamente a estas ranas, para que vuelvan a las charcas limpias de Quito.